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No Perdí Mi Virginidad Cuando Me Case

Nunca le he pegado en la cara a una persona, pero hay momentos cuando quisiera ignorar la virtud del domino propio y dejar los puños volar.

Unos meses antes de mi boda alguien me pregunto (conociendo que era una mujer de 29 años y virgen por decisión propia) “¿Entonces tu prometido es virgen también?” Le respondí, “No.” Y su respuesta fue, “Pues tan si quiera uno de ustedes sabe lo que está haciendo.” Me hice como que no me importo su comentario tan ridículamente ignorante y rápidamente cambie de tema.

¿Pero en serio? ¡¿De verdad?! Mi cerebro daba vueltas del enojo e irritación, mientras que hacia todo lo posible con mi fuerza de voluntad para evitar que Jackie Francois se transformara en Jackie Chan.

La respuesta estúpida de esa persona me molestaba por diferentes razones y a diferentes niveles.

En primer lugar, la gente tiene miles y miles de años teniendo sexo. No es como si las mecánicas del sexo son difíciles de dominar, ni cuando son dos vírgenes, ¡Dios no lo permita! (Noten el sarcasmo).

En segundo lugar, ustedes creen que estoy contenta de que la primera experiencia de sexo que mi esposo tuvo fue con alguien más porque así pudo “¿practicar?” Um, hay que parar y pensar un poquito… NO! Yo no conozco a ninguna mujer que espere y desee que su esposo tenga recuerdos de otra mujer (o mujeres) con las que ha estado sexualmente o recuerdos de un montón de estrellas pornográficas con las que se ha excitado. Los recuerdos de esas memorias no desaparecen cuando empiezas a salir con alguien nuevo o cuando te pones un anillo en tu dedo o cuando dices tus votos matrimoniales. Requiere gracia, oración, tiempo, y en veces consejería para sanar esos recuerdos.

En tercer lugar, si mi esposo hubiera estado allí para escuchar esta “percepción” tan ridículamente insensible y vulgar, él hubiera estado más ofendido (y a la mejor viera sido provocado a echar su propio puñetazo). La pérdida de su virginidad nunca fue algo de lo que el presumía. De hecho, el comparte su testimonio aquí y en las pláticas que damos juntos sobre el arrepentimiento y la vergüenza que el sentía después de un momento de debilidad y lujuria. Mientras que la cultura dice que el sexo no es “una gran cosa” y que la persona se hizo para experimentar con ella antes de casarse, hay muchos buenos hombres Católicos que reconocen que el sexo es sagrado y bello y hay un valor grande al dárselo solamente a tu esposo o esposa. Esos hombres y esas mujeres que tuvieron sexo fuera del matrimonio sinceramente piensan que perdieron su virginidad. Una mujer lo describió como la pérdida de su inocencia. Otra lo describió como la perdida de una idea de cómo debería de ser la primera vez que tienes sexo y dijo, “No fue como en las películas. Mi novio ni me abrazo después.” Otras han dicho, “Me sentí usada.” Otras han sentido una pérdida de amor propio, porque ellas eran de las personas que “nunca” hubieran cometido el pecado de la fornicación. Otras han sentido la pérdida de su dignidad, porque se dieron a la otra persona solo para escuchar las palabras, “Te quiero,” o “Eres bella.” La virginidad no se creó para que se “perdiera.” El sexo no fue creado para que fuera un error o un hecho ligero.

Mientras que el mundo a nuestro alrededor por medio de la TV, películas y música hacen que la virginidad se mire ridícula, dentro de mi corazón yo siempre supe que no quería “perder” mi virginidad con cualquier novio en un dormitorio del colegio o en la casa de sus padres, o en su apartamento solo para practicar para mi futuro esposo. No me enseñaron la manera Puritana de que el “sexo es malo”. De hecho, aprendí la perspectiva Católica de que el sexo es bueno, bello, y sagrado. Que el sexo es la consumación de los votos matrimoniales, y que tu cuerpo está haciendo una promesa de esos votos (aunque tú no lo hagas). Los votos que haces con tu corazón y tu voz el día de tu boda –de amar libremente, totalmente, fielmente, y fructíferamente- son después expresados con sus cuerpos esa noche. El sexo encarna estos votos. Entonces, técnicamente no están casados si no han consumado su matrimonio sacramental, porque los votos no se han realizado corporalmente.

Por eso en mi noche de bodas yo no “perdí” mi virginidad. Yo libremente decidí darme completamente- cuerpo, mente, corazón, y alma- a mi esposo que prometió amarme hasta que la muerte nos separe. En ese momento yo definitivamente no sentí ni vergüenza ni ninguna perdida. No me sentí ni sucia ni mal. Me sentí bella y sagrada y como niña. ¿Y mi esposo? Estén seguros que el sintió lo mismo. Y aunque la virginidad como algunos dicen se haiga “perdido” en el pasado, es posible con la Reconciliación y la gracia de Dios poder darse libremente, totalmente, fielmente, y fructíferamente como una primera vez. Y tengan confianza cuando les digo: cuando el sexo incluye todas esas cosas, es cuando la persona en verdad sabe lo que está haciendo.

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jackiefrancoisJackie is a full-time traveling speaker, singer/songwriter, and worship leader from Orange County, CA. In 2006, she became an artist with OCP/SpiritandSong.com with whom she has released two albums. She has been involved in youth ministry since she graduated high school, and she now travels the globe speaking to young people about God’s love and leading worship for various events and ministries

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